martes 19 de marzo de 2024
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Lúcida mirada de Nine contra el Príncipe de Asturias a Quino

El dibujante argentino Carlos Nine publicó en su blog El yeite ilustrado un post analizando el premio Principe de Asturias a su colega Quino. Allí compara los dibujos sobre el poder que hicieron famoso al creador de Mafalda, con escenarios imponentes contrastados con víctimas «insectificadas», con la puesta en escena y los protagonistas del premio entregado por el Rey de España al dibujante. Este es el texto completo.

En un país como el nuestro, con una marcada debilidad por la crianza industrial de vacas sagradas, quisiera opinar con todo respeto acerca de un tema ciertamente controvertido, aunque soy consciente de los riesgos que corro.

Siempre miré con atención las páginas humorísticas de Quino, las dominicales, por su tratamiento del espacio, de los ambientes, de la escenografía. Me gustaba mucho la representación que él hacía de la arquitectura.

En una gran cantidad de casos, para reforzar su idea, Quino echaba mano a lugares imponentes (despachos oficiales, búnkers de empresarios, palacios, tribunales, etc.), lo cual insectificaba aún más a las patéticas criaturas que se veían allá abajo, bien abajo, pero eso sí, entre columnas y cortinados.

Ese contraste entre la magnificencia del ambiente y las míseras demostraciones de poder de los humanos era muy eficaz, porque Quino, como todos sabemos, es un pensador antes que humorista.

Por todas estas razones es que me asombró tanto la ceremonia de entrega de los premios denominados «Princesa de Asturias», a todas luces una de las tantas operaciones para reposicionar a una elite deleznable. Las fotos del evento publicadas por el diario del establishment, «El Pais», son para mi notables porque parecían haberse inspirado tanto coreográfica como visualmente, en una página dominical de Quino.

Ahí vemos a este personaje que ahora denominan «El Rey», cuya única tarea es pasear con su mujer y la niñas, siempre sonrientes, calmos y afables, atentos al único trabajo que conocen, el del ritual, entregando el premio. Es que su padre tuvo que «abdicar» para salvar el pellejo luego de chapotear durante decenios entre putas, negociados y cadáveres de elefantes, y su hermana y cuñado permanecen disimulados bajo la alfombra, por robar a cuatro manos. Que otro remedio que trabajar de «Rey» le quedaba al pobre tipo, alguien tenía que hacerlo.

Bueno, resulta que estos personajes deciden darte un premio en un ámbito de absoluta y real majestuosidad.

Una semana después, presidentes de partidos políticos, alcaldes, senadores, dirigentes empresarios, etc., son apresados por corrupción extrema, es decir, por ladrones. España está conmocionada, parece ser que la mayor parte de la dirigencia está compuesta por cleptómanos.

Mientras las colas de desocupados se extienden por toda la península, ellos robaban, se divertían, mataban elefantes.

Y es entonces que reparamos en la figura de Quino, que más allá de sus deseos y frente a un compromiso ineludible, quedó capturado dentro de uno de sus habituales chistes sobre la naturaleza del poder, en el otoño de la vida.

Caramba, ahora que lo pienso, quizá todos los que nos dedicamos a organizar alguna idea a través de dibujos quedemos finalmente atrapados dentro de ellos, tarde o temprano. Tal vez sea ése nuestro destino. Chicos, les sugiero que traten de dibujar lo mejor posible, que se esmeren, porque uno nunca sabe. Imaginate el infierno que le espera a Milo Lockett y a unos cuantos más que conozco, si esto llegara a ser cierto.

En fin, paradojas, parábolas, creo que era algo así. Buenas tardes.

vía Quino y el Rey desnudo

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