jueves 25 de abril de 2024
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¿Cambio o continuidad? Ésa es la cuestión

Ya están los que competirán. Terminó la incertidumbre. En todas las listas del Frente para la Victoria se percibe la mano de la Presidenta. Cinco gobernadores, sin posibilidad de reelección, serán candidatos a legisladores. Un nutrido grupo de ministros, funcionarios de todo rango y ex ministros del gabinete nacional se ofrecerán para el Congreso o el Parlasur. Decenas de militantes de la agrupación La Cámpora aspirarán a cargos relevantes en los principales distritos del país (encabezan 11 de las 24 listas a diputados nacionales en las provincias). Máximo Kirchner es el primer candidato a legislador en Santa Cruz. Unos días antes, el hombre de mayor confianza de la Presidenta, Carlos Zanini, fue designado como candidato a Vice de Daniel Scioli. El teorema del poder actual tiene una conclusión obvia: Cristina Kirchner no está en ninguna de las listas pero está en todas.

La principal víctima de la operación destinada a kirchnerizar la única opción electoral que presentará el Frente para la Victoria fue Florencio Randazzo. El Ministro del Interior y Transporte, alentado por el Secretario Legal y Técnico, Zanini, apostó a diferenciarse de su eventual contrincante, Daniel Scioli, con un discurso “duro”. Scioli fue el centro de sus críticas: “Candidato de Clarín” y “es lo mismo que Macri y Massa” fueron algunas de las frases que le dedicó. Parecía contar con el aval de la Casa Rosada, los aplausos de los medios de comunicación más cercanos al oficialismo y la justificación condescendiente de los intelectuales de Carta Abierta. El resto, pensaba Randazzo, lo haría su febril gestión para la recuperación de los ferrocarriles.

La Presidenta aborto sus aspiraciones presidenciales y le pidió que fuese candidato a Gobernador de Buenos Aires. La historia es conocida. Randazzo, muy golpeado por el anuncio, rechazó el convite. Había dicho hasta el cansancio que si no era candidato a presidente se volvía a su casa. Decidió, a pesar de los ruegos de algunos de sus colaboradores, mantener su palabra. Pagará costos. No rechazó una sugerencia sino una indicación. A las pocas horas de su paso al costado, media docena de funcionarios salieron a cruzarlo públicamente. Todos más papistas que el papa o como dice un amigo: más pupistas que el pupo. Randazzo se convirtió en una rara avis de la política nacional. Alguien que dice que no cuando todos se pelean para decir siempre que sí. Su futuro es una incógnita.

Para el llamado kirchnerismo puro, Daniel Scioli pasó en menos de 24 horas de conservador a progresista, de traidor a garante del modelo. Menos en política la gente suele quedar presa de sus frases. La explicación del acuerdo es simple. Fue producto de la necesidad. La Presidenta no tenía chances de competir con posibilidades en las elecciones nacionales sin Scioli y el Gobernador de Buenos Aires, comprendió hace tiempo que no llegaría nunca a cumplir su sueño presidencial sin el apoyo y aval de Cristina.

Los gobernadores José Luis Gioja, José Alperovich, Luis Beder Herrera, Maurice Closs, Sergio Uribarri y Francisco Pérez serán candidatos. También los ministros Axel Kicillof y Julio De Vido. También los ex integrantes del gabinete como Nilda Garré y Daniel Filmus. Los funcionarios camporistas Eduardo Wado De Pedro, Diego Bossio y Andrés Larroque irán a las urnas. El Jefe de Gabinete Aníbal Fernández, el titular del Afsca Martín Sabbatela, el presidente de la Cámara de Diputados Julián Domínguez y el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza buscarán ser la fórmula oficial para Buenos Aires.

Scioli apenas logró colocar a Cristina Álvarez Rodríguez, una funcionaria de su confianza en la lista de candidatos a diputados. Con todo, no siente contradicciones y hasta se animó a rendir examen de kirchnerismo en el programa 678 de la televisión pública. “La Cámpora es el presente y el futuro de la Argentina”, aseguró un día después ante una pregunta de Alejandro Fantino. Ni Aníbal Fernández hubiera podido expresar mejor su alineamiento.

La movida de Cristina Kirchner fue celebrada por Mauricio Macri. Nunca antes la estrategia electoral del oficialismo fue tan complementaria con la que despliega el principal candidato opositor. La kirchnerización de Scioli le permite al Jefe de Gobierno porteño presentarse como el principal referente del cambio. “Ya no quedan dudas: Scioli es la continuidad”, dijo y, en consecuencia, “los que quieran cambiar deben votar al PRO”. Macri fue el primero que apostó a la polarización con el gobierno y, por esa razón, no quiso sumar a Sergio Massa en su armado electoral.

La única sorpresa desagradable que tuvo superar Macri, en la semana que termina, se llama Miguel Del Sel. La gran apuesta del PRO en la provincia de Santa Fe fue derrotada por menos de dos mil votos. Lejos quedaron los festejos, un tanto excesivos, junto a Carlos Reutemann cuando se quedaron con la Primaria el pasado 19 de abril. En lugar de generar empatía, la victoria de Del Sel provocó una mezcla de miedo e incertidumbre. El colega Santiago Fioriti señaló en Clarín que según las encuestas cualitativas el candidato del PRO es visto “como un buen tipo, como alguien que hace reír, incluso como una persona honesta pero no como un dirigente político que pueda enfrentarse, por ejemplo, con el narcotráfico que sacude a la provincia”. Eso explica, en alguna medida, por qué no crecieron sus votos y sí los de Omar Perotti –166 mil– y los del socialista Miguel Lifschitz –que le sacó 42 mil votos de diferencia en Rosario– Una cosa era castigar al Frente Progresista, que gobierna la provincia desde 2007, y otra distinta dar un salto al vacío.

Macri no pudo hilar las victorias en Mendoza y en las PASO de CABA con un triunfo en Santa Fe. A pesar de esto, está convencido que la mayoría de los argentinos quiere cambiar “el modelo político” y que él es el único que puede garantizar ese viraje. Desde ahora y hasta Octubre, el ex presidente de Boca alimentará la misma idea que impulsa Cristina Kirchner: “ellos o nosotros”, “cambio o continuidad”.