jueves 28 de marzo de 2024
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El juego de los parecidos

El próximo Presidente de la Nación no habrá pasado por la universidad pública. Parece un dato menor mientras se discute cómo enfrentará un panorama económico complejo y se analiza la sustentabilidad política del futuro gobierno. Los tres candidatos con mayores posibilidades electorales provienen de hogares acomodados y tuvieron padres empresarios. Los tres estuvieron vinculados al deporte. En los términos del capitalismo los tres son personas exitosas. Con matices, sus declaraciones juradas –si las consideramos veraces– revelan abultados patrimonios. Nada nuevo: los Kirchner también eran millonarios cuando llegaron al poder. La única sorpresa de la próxima elección es que quien ocupe la Casa Rosada hasta 2019 puede no ser un abogado, ya que sólo Sergio Massa estudió Derecho. Daniel Scioli acaba de graduarse en Comercialización y Mauricio Macri es ingeniero.

Muchos argentinos tienen una actitud contradictoria con este tema. Ponderan al ex presidente uruguayo José Pepe Mujica por su humildad y austeridad pero jamás lo votarían. El origen, el perfil profesional, la fortuna y los estudios de la persona que gobernará el país conforman algo más que datos sueltos en un currículum. Tampoco se valora la ejemplaridad. “Importa lo que hacen o lo que harán en el gobierno no lo que tienen o dónde estudiaron”, me interpeló un colega cuando se enteró de mi idea de nota. Sólo atiné a decirle que a mí me importan las dos cosas. Los dirigentes emergen de la sociedad y, muchas veces, la representan cabalmente.

Un sector importante del electorado ni siquiera se preocupa por lo que hicieron los candidatos en sus administraciones anteriores. Las gestiones en la provincia de Buenos Aires y en las intendencias de Tigre o la Ciudad de Buenos Aires son una referencia válida. ¿Por qué harían algo distinto a lo que ya hicieron? En eso se puede mentir menos que en la elaboración de propuestas o programas. En tiempo de campaña se prometen millones de créditos para vivienda o la desaparición de la delincuencia sin explicar cómo ni con qué.

El candidato del Frente Renovador, Sergio Massa, proviene de un hogar de clase media alta. Hijo del empresario de la construcción Alfonso Massa. Cursó estudios primarios y secundarios en el Instituto Agustiniano. Allí empezó a militar en la Unión del Centro Democrático (UCeDé), el partido fundado por Álvaro Alsogaray en los 80. Luego ingresó a la Universidad de Belgrano para estudiar derecho, aunque no terminó la carrera. Antes se convertiría en intendente de Tigre y en presidente del Club del mismo nombre. En 2013, en plena campaña legislativa, volvió a la Universidad de Belgrano para rendir las materias que le quedaban para convertirse en abogado.

El titular del PRO, Mauricio Macri, estudió en el Colegio Cardenal Newman. Allí conoció a Nicolás Caputo con quien estableció una amistad que perdura hasta ahora y con quien fundó varios proyectos empresarios. Fue alumno de la Universidad de Columbia en Nueva York y de la Universidad de Pennsylvania de Filadelfia. Cursó brevemente en la Universidad del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina y luego se recibió de ingeniero civil en la Universidad Católica. Fue gerente general de Socma, la empresa familiar, uno de los grupos económicos más poderosos del país. Sufrió un secuestro extorsivo por parte de una banda de ex policías federales. Desde 1995 hasta 2007 fue presidente de Boca. La gestión deportiva le sirvió de plataforma para llegar al gobierno porteño.

El candidato del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, nació en un hogar de clase alta. Su padre, José Scioli, era dueño de una cadena de electrodomésticos y fue dueño de Canal 9 durante los años setenta y ochenta. En el año 1977, su hermano José fue secuestrado por un grupo armado y el gobernador de Buenos Aires, con sólo 18 años, participó de las negociaciones que terminaron con la liberación. Estudio en el Colegio Ward de Villa Sarmiento y el secundario en el Carlos Pellegrini. Luego estudió marketing en la Universidad Argentina de la Empresa. Hace unas semanas se recibió de Licenciado en Comercialización en la UAE después de defender una tesis sobre la empresa Durax.

Pero hay algo más coyuntural que asocia a los tres candidatos surgidos de la universidad privada. Saben que el tiempo de la seducción se acaba pronto. Los tres necesitan captar las voluntades que los acerquen a la meta con la que sueñan desde hace años. Y por esa razón apelan, en sus últimos actos políticos, al llamado “voto útil”. El concepto es el mismo para los tres pero el significado varía.

Los dueños de estos votos representan, según los encuestadores, el tres o cuatro por ciento del padrón. Son los que pueden determinar el resultado electoral. Son los que pueden determinar si Daniel Scioli gana en primera vuelta o debe enfrentar una nueva contienda en noviembre. Si le otorgan a Mauricio Macri la chance de pelear en balotaje o sorprenden habilitando a Sergio Massa para esa carrera final. Son los ciudadanos que todavía dudan. Son, probablemente, los que no consideran demasiado relevante que hizo cada candidato antes de esta elección ni dónde estudió.

Imagen: Juan José Oliveri, Gentileza Diario Z