jueves 28 de marzo de 2024
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Diccionario de periodismo digital: «Censura»

Durante los años del Proceso, la distancia entre la ciudad de Buenos Aires y Colonia separaba el no saber del estar informado. Sintonizando los 550 khz, la voz de Ariel Delgado emitía para los argentinos las noticias que en Argentina no se podían decir. Radio Colonia fue la vía para saltar la censura sin salir del país.

En un mundo hiperconectado y sobreinformado la censura debería haberse extinguido. Pero goza de buena salud, solo que bajo otros ropajes. Hay al menos ocho formas en que la censura tradicional mutó en el mundo digital, especialmente en los medios de comunicación:

1) Censura sobre medios físicos contra censura sobre medios digitales:
La censura tradicional operaba sobre un inventario concreto: la tirada de una revista, un programa de radio, una película. Si se secuestraba la edición completa del número 97 de la revista Hum® nadie podía leerla. En el mundo digital, el inventario es teóricamente infinito: no hay límites para volver a copiar una y otra vez un video o un archivo PDF.

2) Censura humana contra censura automática
Por las características del punto anterior, más que sobre cada unidad, la censura digital ataca a la «huella» de cada producto cultural. YouTube crea barreras automáticas que evitan que tenga éxito cada uno de los cientos de intentos de subir un video que viole sus Términos y Condiciones. Desaparece la mítica figura del censor aunque persiste su cara suavizada: los moderadores.

3) Estado censor contra Empresas privadas censoras:
Como se ejemplificó recién, YouTube, como cualquier otra puntocom, obliga a sus usuarios a acatar reglas que restringen determinados contenidos. Y no es autocensura, porque estas compañías restringen el contenido de terceros. De nada sirve un Estado que elabore listas negras en el Siglo XXI, pero ningún pezón podrá verse jamás en Instagram.

4) Censura local contra censura global:
Como con Radio Colonia, si «La última tentación de Cristo» o «Emanuelle» no podían exhibirse en los cines argentinos, bastaba con cruzar el charco para verlas en los cines montevideanos. Las censuras digitales abarcan el mundo. Wikipedia lista los contenidos que Google o Apple censuran en todo el planeta. Eso no impide que contribuyan a consolidar censuras locales, como la herramienta de censura que Facebook desarrolla para expandirse a China.

5) Censura atomizada contra censura viralizada:
La viralización combate la censura denunciando exponencialmente lo prohibido y también clonándolo. El 10 de noviembre La Nación creyó que eliminar una nota que había publicado contra los agrotóxicos iba a resultar sencillo, pero desde Twitter se denunció la maniobra. El caché de Google, que guarda algunas horas el contenido borrado, la mostró a quien quisiera leerla y varios blogs la subieron para que se eternizara. Y como siempre sucede con el efecto Streisand, el censor termina arrepentido del monstruo que terminó creando contra su voluntad: La Nación volvió a subir la nota autocensurada.

6) Censura por escasez contra censura por abundancia
La vieja censura operaba por restricción: se atacaba el foco del contenido objetado. La nueva censura opera por saturación: el contenido objetado se ahoga bajo una catarata de nuevo contenido o se esconde. Una cosa es que la citada nota de La Nación aparezca destacada en la Home como pasó el primer día antes de que alguien pidiera eliminarla y otra muy distinta es que solo pueda llegarse a ella por una búsqueda específica en Google.

7) Censura puntual contra censura ubicua:
La justicia norteamericana parece ignorar este viraje de censura analógica a censura digital. Con una mirada del siglo pasado, está impidiendo que el sitio Internet Movie Database muestre el año de nacimiento de las estrellas de Hollywood, alegando que los actores pierden ofrecimientos laborales al difundirse su verdadera edad. El sitio demandado también se siente discriminado: servicios gratuitos como Wikipedia, Google, Bing o Siri podrán seguir facilitando los mismos datos. Ya no alcanza con censurar a un medio, o se censura a todos o no se censura a ninguno.

8) Censura previa contra Censura a posteriori:
Cuando un diario está en los kioscos, no hay vuelta atrás. Cuando un programa de tv se emitió, ya no hay nada para hacer. Por eso en los viejos medios para el censor es tan importante un Index librorum prohibitorum donde esté explícito qué se permite y qué no. En el mundo de bits, todo se puede corregir y ajustar sobre la marcha. Basta con revisar las cuentas de Twitter Editando Clarín y Editando La Nación, que revelan minuto a minuto cómo obran los editores de ambos medios, actualizando, corrigiendo, pero también eliminando lo inconveniente.

Cambian los medios, las tecnologías y las políticas, pero la idiotez de los censores, permanece. Solo que ahora, robotizados, son peores. La cuenta de Instagram donde se posteó la foto de esta torta (literal, no lesbiana) fue suspendida:
torta_censurada
Tiene su lógica: su cocinera Sue Moseley debería haberle puesto corpiño a esa decoración tan provocativa.

Diego Rottman
Diego Rottmanhttps://www.malaspalabras.com/
Diego Rottman es Licenciado en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires. Director de la agencia DataPress Multimedia y del portal argentino Periodismo.com. Es autor con Jorge Bernárdez de dos libros sobre periodismo y medios: «Ni yanquis ni marxistas, humoristas» (Editorial de Belgrano) y «La Rebeldía Pop» (Planeta). En 1997 publican la primera novela argentina en Internet, «Vida de Averchenko». Como director de la agencia DataPress Multimedia ha realizado desde 1994 trabajos periodísticos especialmente orientados a gráfica impresa e Internet.
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