jueves 28 de marzo de 2024
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Bulimia cultural en internet: más alarmas y menos gatitos (última parte)

(Continúa de “Bulimia cultural en internet: más alarmas y menos gatitos (primera parte)”)

Uno de los libros que estoy leyendo es «Stoner», de John Edward Williams. Suelo esquivar los libros de moda, pero que se haya puesto de moda un libro de 1965, llamó mi atención. En mi cotidiano navegar por la web, me topé con una nota de Julian Barnes contando el periplo que «Stoner» recorrió hasta terminar siendo «la novela que hay que leer en 2013» (habla de la versión en inglés, la versión en español llegó el año pasado)

Aunque interesante, al séptimo párrafo empecé a preguntarme si no debería estar destinando el tiempo que me llevaba leer esa nota sobre «Stoner», a «Stoner». La abandoné por la mitad y volví al libro.

Con la misma lógica, entendería perfectamente si a esta altura, nadie salvo yo está leyendo estas líneas. ¿Para qué sacrificar tiempo en aprender a aprovechar mejor el tiempo? Por eso, y ya que nadie está leyendo esto, (me) confieso que esta serie, pensada en doce notas/pasos se despide en la mitad del camino, recomendando(me) aprovechar mejor el tiempo libre.

A manera de epílogo, va el final del decálogo de consejos para no sucumbir en el abismo de internet:

6- Curadores: encontrar un filtro humano que coincida con nuestros gustos de consumo cultural puede ser una bendición para ahorrar tiempo. Consultar blogs que nos indiquen lecturas interesantes o videos que valgan la pena es un atajo para la navegación cotidiana. Si no fuera yo el que lo selecciona, visitaría a diario Lo Mejor de los Medios de Periodismo.com. Los bookmarks sociales como Reddit, Meneame o Taringa, para muchos (me incluyo) terminan significando más una pérdida que un ahorro de tiempo. Es preferible encontrar dos o tres tuiteros con los que nos identifiquemos y seguir sus recomendaciones de enlaces. O usar la app Flipboard y seguir las publicaciones que temáticamente nos representen (la mía es esta)

7- Robots: hay varias soluciones automáticas que indexan las noticias de los medios argentinos y las categorizan: las últimas, las más vistas o las más compartidas en las redes sociales. Destacan
Iberoamérica, Top Ranking y News Argentina. Pero ninguna ofrece soluciones a la carta, las noticias que me van a gustar a mí. Nuzzel, en cambio, propone compilar los tuits más compartidos por las personas que sigo. Y, si se sigue en Twitter a la gente adecuada, puede ser de utilidad. Acá, el mío.

8- Patear la pelota: postergar la lectura es, en tiempos de bulimia cultural, una excusa para no leerlo nunca. Siempre habrá algo que se colará en la fila, hasta que terminemos olvidando esa nota tan interesante que guardamos para leer «cuando tengamos un rato». Los líderes del read it later son Instapaper y Pocket. En mi caso uso Instapaper como archivo de notas que leí y quiero atesorar, clasificadas en carpetas temáticas (sí, hay una llamada «Bulimia cultural»). Lo que sí me funciona cuando veo un artículo para leer pero estoy ocupado, es mandármelo al Kindle. Amazon ofrece versiones para Firefox, Chrome, PC y Mac para enviar al e-reader cualquier texto que nos crucemos en la web.

9- Desinfoxicarse: una de las mejores enseñanzas de los bulímicos culturales en recuperación es entender que casi ningún contenido que nos parece de imprescindible lectura lo es. El ingrediente que le quita trascendencia es el tiempo. «No hay nada más viejo que el diario de ayer» llevado al extremo. Si en el punto anterior guardábamos un texto por falta de tiempo, aquí postergaremos su lectura para ver si resiste no ya el paso de los años, sino de los días. Cualquiera de las herramientas citadas antes sirve, pero es mejor usar una extensión de Firefox llamada «Snooze tabs»: nos habilita a «dormir» una pestaña y a reactivarla en el fin de semana, el próximo mes o en una fecha a nuestra elección. Así, cuando veamos una noticia, en lugar de leerla, dúrmámosla hasta el sábado. Cuando vuelva a activarse en el navegador, lo más probable es que nos preguntemos por qué nos había interesado en ese entonces y la descartemos.

10- Desenchufarse: la solución extrema, tratar a Internet como una gran bolsa de spam. Como todo adicto, se recomienda ir de a poco para no padecer síndrome de abstinencia. Empezar apagando los dispositivos después de cenar, seguir desconectándolos dentro de casa, progresar eliminándolos los domingos. Y, la prueba de fuego, no llevarlos en las vacaciones. No es fácil, y las recaídas están a un zumbido de Whatsapp. Pero se puede conseguir. Y cuando todos los ruidos se apagan, cada sonido es un hallazgo.

Último paso de Bulímicos Culturales Anónimos: “Habiendo obtenido un despertar como resultado de todos estos pasos, trataremos de llevar el mensaje a otros bulímicos culturales y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos”.

fin

Diego Rottman
Diego Rottmanhttps://www.malaspalabras.com/
Diego Rottman es Licenciado en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires. Director de la agencia DataPress Multimedia y del portal argentino Periodismo.com. Es autor con Jorge Bernárdez de dos libros sobre periodismo y medios: «Ni yanquis ni marxistas, humoristas» (Editorial de Belgrano) y «La Rebeldía Pop» (Planeta). En 1997 publican la primera novela argentina en Internet, «Vida de Averchenko». Como director de la agencia DataPress Multimedia ha realizado desde 1994 trabajos periodísticos especialmente orientados a gráfica impresa e Internet.
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