El gobierno peruano anunció el despliegue de 1.000 soldados y 2.000 policías como refuerzos en la zona devastada por el terremoto del miércoles. La escasez de servicios, agua y comida han aumentado los casos de saqueos en las poblaciones más afectadas.
«Mi obligación es poner orden en el país, y orden vamos a poner hoy día, cueste lo que cueste», afirmó el presidente de Perú, Alan García, cuando anunciaba el aumento del número de efectivos del ejército apostados en la zona del desastre. De esta forma se duplicó la dotación original.
Algunas farmacias y tiendas en las ciudades más afectadas han sufrido saqueos, en tanto los mismos pobladores se están armando con piedras y palos para vigilar los bienes en sus casas derruidas. Incluso, muchos ciudadanos han bloqueado sus calles con piedras, troncos y hasta muebles para evitar los saqueos.
“La policía sólo esta cuidando a los que tienen dinero”, explicó un damnificado a la prensa, en tanto otro confesó: “Pasan los camiones con ayuda y la misma angustia de ver que pasan y no nos dejan nada ha hecho que los paremos y saqueemos».
La ayuda solidaria llegada desde el exterior y la que debería proveer el propio gobierno está tardando en efectivizarse. Según algunos funcionarios, los daños en las vías de comunicación dificultan la entrega. En tanto, muchos vecinos, ante la tardanza de la ayuda, se autoorganizan en la distribución con los alimentos que algunos de ellos logran rescatar de sus casas.
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www.elpais.com/articulo/internacional/elpepuint/20070819elpepiint_3/Tes
news.bbc.co.uk/hi/spanish/news/newsid_6953000/6953505.stm
www.elmundo.es/elmundo/2007/08/18/internacional/1187459368.html
