En los últimos días fueron asesinados ocho candidatos en Bagdad, Mosul y Diyala. Esta será la primera contienda electoral con participación sunita desde la invasión estadounidense de 2003.
Se elegirán autoridades de 14 provincias entre más de 14.000 candidatos que compiten por 440 escaños. Cerca de 15 millones de iraquíes están habilitados para votar.
Todas las elecciones anteriores desde la invasión norteamericana fueron boicoteadas por la población sunita. Esta vez no lo harán y se espera que el mapa político del país cambie significativa con la inclusión de algunos candidatos de esta rama de los musulmanes en cargo gubernamentales.
También se especula con que haya un viraje en la intención de voto de los chiitas, que podrían inclinarse esta vez hacia candidatos nacionalistas o seculares en desmedro de las grandes agrupaciones religiosas.
La violencia ya ha teñido el clima previo al acto eleccionario: al menos ocho candidatos – todos sunitas – perdieron la vida violentamente en los últimos días. En tanto, las autoridades cerraron las fronteras internacionales, suspendieron el tránsito en la capital y otras ciudades importantes y establecieron toques de queda nocturnos.
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