La modalidad pone al descubierto una vez más la versatilidad del crimen organizado para atentar. Prácticamente al mismo tiempo que estallaba la bomba, en la vecina ciudad de Nuevo Laredo 12 personas resultaban muertas tras varias horas de persecución policial.
Apenas unas pocas horas después de que la Policía detuviese a El 35, uno de los jefes del cartel de La Línea que asuela Ciudad Juárez, sus hombres ya tenían preparada la venganza: secuestraron a un civil, lo vistieron de policía, le dispararon y lo dejaron agonizante en medio de una calle; cuando arribaron las ambulancias y la Policía Federal, hicieron detonar 10 kilos de explosivos ocultos en un vehículo a poca distancia. Cuatro personas murieron y un número mayor sufrió heridas de diversa consideración.
En Nuevo Laredo, en tanto, el Ejército y la policía sostuvieron varios enfrentamientos con narcotraficantes que durante más de seis horas se desplazaron por la ciudad, robando autos y asustando a la población. Doce personas resultaron muertas y 21 quedaron heridas.
Con más de 25.000 muertos en los últimos tres años, los hechos sangrientos ya no sorprenden en México, aunque en el caso registrado recientemente en Ciudad Juárez la atención se concentró en el cambio de modalidad empleado por el narcotráfico, que adopta ahora prácticas de narco-terrorismo para amedrentar al Estado. Las balaceras en Nuevo Laredo dejan a las claras también el poder de los carteles para controlar ciudades enteras.
Más información
www.bbc.co.uk/mundo/america_latina/2010/07/100716_0040_mexico_ciudad_juarez_coche_bomba_explosivos_rb.shtml
www.lne.es/internacional/2010/07/18/cuatro-muertos/943886.html
www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1285892
