jueves 28 de marzo de 2024
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10 señales de tu ego hablando en las redes sociales (y cómo regularlo)

Las redes sociales y los sistemas de mensajería se han convertido en una fuerza dominante en nuestras vidas personales y profesionales. Con el auge de los teléfonos inteligentes y la explosión de las aplicaciones es más fácil que nunca estar conectados y relacionarse con nuevas personas. Aunque, a veces, la forma en que nos conectamos no es siempre positiva.

Para muchas personas, interactuar y observar lo que hacen, publican y opinan otras, les produce un impulso de comparación, y es así como más se tiende a exponer aspectos de cada uno que no son tan buenos. Como resultado, podemos ver los efectos negativos que las redes sociales tienen en nuestra autoestima.

El ego, esa parte indisoluble de nuestra personalidad, es quien generalmente interviene cuando quizás tengas arranques de reactividad en las redes, e incluso al expresarte en mensajes y en e-mails.

Cuando surge el ego desbordado es justo el momento en que no tienes presente la habilidad, serenidad y precisión para transmitir adecuadamente tus ideas, incluso rebatiendo lo que otros comparten.

Sí, digámoslo con todas las letras: son señales de que tu ego tomó el control. Y puede ser que a ti te parezca normal que así sea, aunque provoques sufrimiento, dolor, insultes o te aproveches de los demás. Así está hoy en el mundo de las redes.

Y para que el panorama sea lo más completo posible, este efecto del ego que se interpone sucede también en los generadores de contenidos, no sólo en quienes opinan y se suman a la conversación.

Estas son algunas de las señales de que tu ego puede estar interfiriendo en tus redes sociales. Si te reconoces en alguna de ellas es hora de dar un paso atrás y explorar opciones de cambio, si es que quieres mejorar como persona y profesional:

1 – Siempre hay que tener la mejor opinión

El ego quiere manifestar siempre cierta sensación de superioridad. Cuanto más sientas que eres mejor que los demás, más querrás presumir y hablar de ello. Esto se traduce en una necesidad constante de exhibir tus propios intereses, conocimientos y habilidades, y para lograrlo, la mayoría lo hace destrozando a los demás.

Quizá puedas superarlo si tomas consciencia de que no estás hablando con otra persona, sino contigo mismo. Y que, al intentar aniquilar a otros con tu opinión o comentarios capciosos en cualquier red social, en realidad lo que quieres es mendigar un poco de atención.

2 – Crees que lo sabes todo

El dicho dice “Vemos la paja en el ojo ajeno, y no vemos la viga en el nuestro.”

Al ego le encanta tener la razón y presumir de sus conocimientos o posición de poder; poder que puede ser real por alguna posición que ocupes, o ficticio, porque tú crees que es relevante.

No es necesario que quieras polemizar por cualquier cosa que otro comparte, solo para aparentar que tú sabes más. Porque si de verdad lo sabes, estarías teniendo más sabiduría, y socializarías todo tu conocimiento como una forma de aporte a la humanidad.

Quizás la excesiva reactividad al polemizar tiene que ver, en el fondo, con algún rasgo de inseguridad interior y de querer llamar la atención. No me creas nada: sólo piénsalo.

3 – Necesitas constantemente validación externa

El ego puede aparecer de muchas maneras diferentes, como jugar a que eres totalmente diferente al resto, seguir sólo perfiles que son afines a tu pensamiento y opinión sesgada, o que tu experiencia es superior a la de otra persona. Y eso es lo que pones de relieve egoicamente, porque no soportas que otros tengan más visibilidad, seguidores, comentarios, likes o capacidad de crear contenido propio, y tú no.

De ahí vienen muchos problemas de autoestima. Recuerda esto: el ego es frágil y muy necesitado, detrás de la coraza de poderío que aparentemente representa.

4 – Siempre eres la persona más inteligente

Es natural que te sientas orgulloso de ti mismo y de tus capacidades. Pero si sientes que siempre tienes que ser sarcástico o hiriente usando la táctica de disminuir a los demás para resaltar, puede que estés cayendo en la trampa del ego con demasiada fuerza.

5 – Siempre estás a la defensiva

Aunque no hayas leído ni profundizado sobre lo que otras personas comparten, asumes una postura superior y a la defensiva. Piensa que actuar así produce en ti una situación de vivir en tensión permanente, en “pie de guerra”, por lo que el ego se rebela porque se podría sentir atacado en algo, aunque sea desde lo que otro postea.

La sugerencia es que siempre hagas tus aportes en forma constructiva y saludable, e incluso, reconozcas los logros e ideas de los demás.

6 – Remarcar solamente los errores de las personas que comparten contenido

También hay gente que pareciera que tienen tanto tiempo, que sólo se dedican a remarcar los errores de los demás, pero jamás a apoyar ninguna de sus iniciativas.

La corrección en sí, hecha en forma amable y como aporte, es una herramienta magistral para la mejora continua; aunque si lo haces con sentido ponzoñoso, probablemente no caerás bien no sólo a quien ha posteado, sino a todos los que vean tu comentario. Y esto quizás sea así porque sólo lograrás sonar como una persona engreída, soberbia y que, por lo general, no tiene contenido propio. Esto lo puedes observar en perfiles de opinólogos y opinólogas en cualquier red social.

7 – Limitar la conversación a tu único punto de vista

La posición fanática de un solo punto de vista (el tuyo) sobre cualquier contenido en las redes es otra demostración de que el ego se apoderó de tus ideas y grita a los cuatro vientos que la razón la tienes tú y únicamente tú. No hay matices ni posibilidades de otro pensamiento.

Por lo general, este comportamiento limitante se basa en una mente fija que no admite ningún tipo de opciones, como, por ejemplo, elevar el nivel de argumentación propio.

8 – Aprovechar los comentarios para promocionarte

Una tendencia creciente en las redes es la autopromoción utilizando como puente los perfiles de personas con mayor cantidad de seguidores o que comparten contenido de calidad. Disfrazado de comentario sobre un post ajeno, no dudan en colocar el link a su propia empresa, y hasta hacen una llamada a la acción para que les contacten o sean más visibles.

En vez de ello sugiero que lo hagas en tus propios espacios y que tomes tiempo para forjar tu reputación a lo largo de los años, lo que redundará en mayor éxito para tu actividad.

9 – Escribir siempre comentarios extensísimos en publicaciones ajenas

Para que se entienda bien: no tiene nada malicioso expresar extensamente tu opinión si es que sugieres aportes valiosos y perspectivas complementarias. Aunque quizás parezca un tanto excesivo escribir como única política de tu presencia en redes, 50 líneas o más en comentarios, cuando podrías volcar ese mismo texto en un post en tu propio perfil de cualquier red social.

Acaso aquí el ego quiera dar a conocer su supuesta erudición sobre algún aspecto en particular, o que es tan sabio, que puede opinar de cualquier cosa, a cambio de que le den unos segundos de atención.

10 – Tienes una obsesión con tu marca y sólo interactúas promocionándote

Sobre este punto, es totalmente válido que utilices las redes sociales para elevar tu visibilidad de tu marca personal, productos y servicios, y para vender lo que haces. El asunto es saber tener un equilibrio entre estar todo el día en modo “cómprame”, y la opción de aportar contenido de valor, que es lo que resultará en construir tu reputación e influencia en el tiempo.

Es un juego inconsciente interno que, en vez de fortalecerte, te debilitará como profesional y negocio.

Ten en cuenta que no tienes que cambiar toda tu personalidad ni tu forma de ser ni de hacer, sino sólo las partes que están contribuyendo al problema del ego interponiéndose en tus interacciones.

Daniel Colombo
Daniel Colombohttps://www.danielcolombo.com
Master Coach Internacional especializado en CEO, alta gerencia y profesionales; conferencista internacional; motivador; autor de 21 libros y comunicador profesional. Es docente del Curso Curso Cómo Hacer Prensa en Periodismo.net.
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