Informar de forma responsable sobre los trastornos alimentarios puede hacer que las personas afectadas se sientan vistas y comprendidas. En los últimos años, las historias que detallan el impacto de los trastornos alimentarios se han abierto camino en los principales medios de comunicación. ¿El problema? Demasiadas de estas historias se apoyan en estereotipos obsoletos, sensacionalismo o curiosidad morbosa.
Muchos expertos creen que este trastorno se ha disparado en todo el mundo, por lo que resulta muy importante qué eligen decir los periodistas, y cómo lo dicen.
No necesitas ser un experto en trastornos alimentarios para informar sobre ellos, pero debes cuestionar tus suposiciones escuchando a los afectados y consultando con expertos. A continuación, algunas pautas básicas que abarcan desde imágenes hasta el lenguaje utilizado en las notas:
Cuidado con las fotos
Una de las mejores herramientas para familiarizarse con los informes sobre trastornos alimentarios son las Guías de Beat Media. Una ONG británica que apoya a las personas que experimentan los síntomas de un trastorno alimentario, también proporcionan una amplia gama de recursos para periodistas, que incluyen pautas, estadísticas y estudios de casos, y comentarios de expertos.
En primer lugar, Beat advierte que los periodistas no utilicen imágenes de personas en su «peso más bajo, demacrado, y esquelético» para los artículos. Fácilmente podrían haber sido utilizadas como ‘thinspiration’ (fotos que motivan a las personas vulnerables que desean tener un peso peligrosamente bajo) en sitios web pro-anorexia, o incluso encontrar su camino allí como resultado de tu artículo.
“Si bien ningún periodista tiene la intención de causar daño, incluir las referencias específicas a las calorías, el peso, los alimentos consumidos o las imágenes de personas más demacradas, pueden ser muy desencadenantes”, explica Tom Quinn, Director de Asuntos Externos de Beat. «Instamos a todos los periodistas a centrarse en los pensamientos, sentimientos y emociones que impulsan las enfermedades en lugar de una descripción gráfica de sus consecuencias».
Actualmente, los medios suelen utilizar imágenes de «antes y después» para informar sobre la anorexia. Si bien la intención es ilustrar la recuperación de una persona, los trastornos alimentarios son enfermedades competitivas que distorsionan su sentido de la salud.
La periodista independiente Harriet Williamson, que ha estado luchando contra los trastornos alimentarios desde que era adolescente, dice que las imágenes del «antes» de alguien con anorexia no le provocan tristeza ni lástima. En cambio, le parecen atractivos y deseables. “Me encuentro, incluso años después de recuperar mi peso, queriendo ser como la gente de esas fotos del ‘antes’”, explica.
De manera similar, agrega: “Cuando leo un artículo que menciona cantidades de calorías, vuelvo a la mentalidad competitiva de los trastornos alimentarios y pienso: ‘Si esa persona puede sobrevivir con tan pocas calorías, yo debería poder hacer lo mismo’”.
El solo hecho de pedir fuentes para enviar estas imágenes tiene sus propios problemas. Hope Virgo, activista ganadora de múltiples premios, que padecía anorexia, aconseja pedir fotos neutrales del rostro de la fuente, una práctica que poco a poco se está volviendo más común. También puedes pedirles fotografías de su infancia, paseando con amigos, o haciendo algo que les gusta.
Cuida el énfasis excesivo en la anorexia y las mujeres
Informar de manera responsable también significa chequear los tipos de historias que estás contando, y asegurarte de que se refieran al espectro completo de experiencias. Actualmente, los medios de comunicación se centran predominantemente en la anorexia en su cobertura. Si bien tiene la tasa de mortalidad más alta de todas las enfermedades mentales, hay otros seis trastornos alimentarios reconocidos médicamente, pero esto rara vez se refleja en la cobertura de los medios.
“Hace unos años estaba haciendo un análisis de medios”, dice la Dra. Petya Eckler, investigadora en comunicación de salud, redes sociales e imagen corporal en la Universidad de Strathclyde. “Hubo mucha cobertura en los medios, pero todos usaron imágenes de chicas que perdieron tanto peso que casi mueren. Y eso no ayuda”, continuó Petya. “Los trastornos alimentarios son difíciles de explicar y retratar, pero es más que anorexia. Es más que la chica blanca demacrada».
Tipos de trastornos alimentarios, según el Manual de diagnóstico y estadísticas de trastornos mentales:
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- Anorexia nerviosa
- Bulimia nerviosa
- Trastorno por atracón
- Trastorno por evitación restrictiva de la ingesta de alimentos
- Pica
- Trastorno de la rumia
- OSFED (Otros trastornos alimentarios o alimentarios especificados)
Tom Rebair, un activista galardonado de Newcastle, dice que, si bien los medios de comunicación ayudan a impulsar un cambio en el tratamiento de los trastornos alimentarios, él siente que está luchando contra una marea de estereotipos. “Desde la falta de camas y apoyo para pacientes internos masculinos, hasta la gente que no cree que los hombres puedan enfermarse por un trastorno alimentario, el estereotipo de los medios es ofensivo y peligroso”, dice.
Un estudio del British Medical Journal respalda la experiencia de Tom. Al analizar el contenido de 10 periódicos del Reino Unido durante 10 años, encontraron que «los artículos de los periódicos representan a los hombres con trastornos alimentarios como atípicos de los hombres… y como atípicos de las personas con TCA, que todavía suelen ser retratadas como adolescentes».
Los investigadores argumentan que «tales representaciones de los medios enmarcan un paradigma cultural en el que existe la expectativa de que los hombres se sientan avergonzados o se esfuercen por ocultar los TCA». Por el contrario, la investigación de Beat ha encontrado que hasta el 25 por ciento de las personas con trastornos alimentarios podrían ser hombres.
Más allá del sensacionalismo y los casos más graves
Incluso cuando los periodistas tienen cuidado de evitar detalles sobre calorías y pesos, usan imágenes responsables y cuentan una amplia gama de historias, es vital también dejar atrás las versiones sensacionalistas de las historias más graves.
Renee McGregor es nutricionista deportiva especializada en trastornos alimentarios, y cuenta que se siente frustrada al ver solo los “casos más graves; las muertes, las personas gravemente enfermas y con bajo peso».
“Me preocupan los que están en el medio; los que son funcionales con trastornos alimentarios. No están en cuidados intensivos, por lo que no serán recogidos por el sistema de salud. Estas personas no siempre ven cómo se presenta el tema en los medios, y eso es problemático en sí mismo porque estamos creando esta imagen de cómo se ve un trastorno», continua la profesional.
Chandni Sembhi, creadora de contenido de 24 años, sintió toda la fuerza de este estereotipo cuando luchó con una alimentación restrictiva durante unos meses antes de recibir ayuda. “Algunas personas descartaron mi experiencia por no ser un ‘trastorno alimentario real’ porque fue una lucha corta. Tener una gama más amplia de historias en la prensa ayudaría a las personas a darse cuenta de que, aunque no terminaron en el hospital, su experiencia sigue siendo grave».
De manera similar, si bien informar sobre recuperaciones exitosas puede ser alentador, solo promover narrativas ordenadas de recuperación completa no refleja la realidad. Al mismo tiempo, puede hacer que los sobrevivientes que han luchado durante mucho tiempo sientan que sus experiencias no son válidas.
Si bien los periodistas y editores no pueden contar todas las historias de trastornos alimentarios en todas las notas, confiar en historias que tienen el mismo aspecto, o tratar de que las experiencias de las fuentes se ajusten a las narrativas sensacionalistas es dañino. Con solo un poco de cuidado adicional, cada periodista puede desempeñar un papel fundamental para garantizar que superemos estos estereotipos gastados, y sirvamos a las diversas comunidades de manera significativa.
Tips para informar sobre trastornos alimentarios:
- Utiliza las pautas de los medios como referencia, pero ve más allá. No menciones calorías, pesos o comportamientos específicos de trastornos alimentarios que sean fáciles de copiar.
- Investiga, lee lo que escriben otros periodistas, e invierte el tiempo que necesita la historia.
- Sé específico, refiriéndote a la «bulimia», por ejemplo, es mucho más preciso que simplemente decir «trastorno alimentario».
- Elige bien las fuentes. Deben reflejar la diversidad de experiencias, incluidas las personas de color, los hombres, las personas de talla grande y las que se identifican como LGBTQ+.
- Trata a tus fuentes con empatía: son humanos, no un trastorno alimentario ambulante.
- Evita el sensacionalismo. Los trastornos alimentarios pueden matar, pero no son un argumento dramático para tu próxima gran historia.
- Mantén la curiosidad y cuestiona tus prejuicios y suposiciones.
- Finalmente, pregúntate si eres la persona adecuada para contar la historia, y a quién le servirá. Si tu respuesta no incluye a los profesionales de la salud o las personas que luchan con los trastornos alimentarios y sus seres queridos, podrías estar cayendo en la trampa del sensacionalismo.