martes 16 de abril de 2024
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Fútbol y violencia

Hace unos años un buen amigo me llamó por teléfono para hacerme una consulta. Me contó que le habían ofrecido ser candidato en una lista que disputaría la conducción del club de sus amores. Creo que esperaba una respuesta afirmativa. Sin embargo recuerdo muy bien lo que le respondí. “Mirá si me decías que te ibas a meter en política te felicitaría, sabés que considero a la política como una herramienta para hacer una sociedad más justa. Si me decías que comenzarías a militar en el sindicalismo, te hubiese felicitado. Pero dirigir un club… con la locura imperante en el fútbol… con las barras moviéndose con total impunidad…Creo que no tenés que aceptar”. Mi amigo desoyó mi consejo. La pasión pudo más. Ahora cada vez que me ve y yo le recuerdo la anécdota, se lamenta no haberme escuchado.

El atentado contra la casa del presidente del club Los Andes, Oscar Ferreyra –le dispararon seis tiros a su casa– es apenas un episodio más en una retahíla de hechos violentos en el fútbol argentino. Los dirigentes creen que el ataque está relacionado a un sector de la barra brava del club y se produjo en momentos en el que se decidía si el equipo iba a poder jugar en su estadio de Lomas de Zamora.

Ferreyra estaba con sus hijas cuando los disparos impactaron en el portón de la casa. El martes decidió renunciar y fue acompañado por el resto de los miembros de la Comisión Directiva. En la charla que mantuvimos en mi programa de radio (Guetap emitido por Vorterix.rock) el ex presidente lamentó su soledad y hasta se mostró arrepentido de haber intentado avanzar contra las barras. Ningún dirigente del fútbol ni de la política ni de la AFA lo llamaron para solidarizarse con él.

Esta es la nota completa:

En el fútbol argentino las barras son indispensables. Cuentan con la complicidad de dirigentes de todos los niveles. Los utilizan y, a la vez son sus rehenes. La mayoría de los dirigentes de los clubes los toleran. Hasta logran el aval policial. Son funcionales a un sistema y un eslabón clave de un negocio siniestro. Los que traten de oponerse serán castigados.