miércoles 24 de abril de 2024
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Casi medio millón de personas viven en un país que no existe

Transnistria es del tamaño de la ciudad de Dallas (EE.UU.) y está ubicado entre Moldavia y Ucrania, en Europa Oriental. Tiene una población de poco menos de 500.000 residentes, la mayoría de los cuales habla ruso. Y a los ojos del mundo, oficialmente, no existe.

Hace tiempo, Transnistria fue parte de Moldavia, pero en 1990 declaró la independencia después de la caída de la Unión Soviética, y la alianza de Moldavia con Rumania. Luego, hubo una breve guerra, con unas 1.500 bajas, que terminó en un callejón sin salida.

Transnistria se mantuvo independiente de Moldavia, pero no está oficialmente reconocida como nación. No es parte de ningún otro país y, sin embargo, no es un país en sí mismo. Su dinero es completamente inútil fuera de sus fronteras, y sus pasaportes son inutilizables.

Al igual que Cuba e incluso Corea del Norte antes, Transnistria se ha convertido en un lugar turístico para los viajeros que buscan aventuras que involucran retroceder en el tiempo. Al pasear por una de las ciudades de Transnistria, los viajeros se topan con las estatuas de Lenin y la orgullosa exhibición de íconos comunistas. En Transnistria, la Unión Soviética está viva y coleando.

La mayoría viaja a Transnistria en viajes de un día desde Moldavia o Ucrania, una tarea bastante fácil, dado que Transnistria concede permisos de viaje de sólo 10 horas. Se puede tomar el tren o el autobús a la ciudad capital de Tiraspol, y desde allí, explorarla a pie.

La ciudad cuenta con algunos puntos destacados, como la Destilería Kvint Cognac, donde se puede probar su famoso Brandy, responsable del 5 por ciento del PBI de Transnitria (venden 20 millones de botellas cada año). También la calle 25 de Octubre, que es la calle principal de Tiraspol. Incluso hay una playa en el centro de la ciudad, a orillas del río Dnieste.

En declaraciones a National Geographic a principios de este año, un guía turístico local dijo: «Mostrar mi hermoso país a los extranjeros es mi contribución para elevar el reconocimiento internacional sobre mi tierra natal. No existimos oficialmente, pero cuando las personas nos visitan, sentimos que de alguna manera existimos».

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