«Es un país al que no lo dejan ni perder».
La frase, de la escritora puertorriqueña Ana Teresa Toro, podría resumir muy bien la realidad política de Puerto Rico: es un Estado Libre Asociado (ELA) de Estados Unidos, un estatus que ha causado frecuentes resquemores a lo largo de los años entre su población.
Y resulta más acertada ahora que la llamada isla del encanto está sumida en una tormenta política, por cuenta de un escándalo que involucra al actual gobernador, Ricardo Rosselló.