Con una nueva oleada de consumidores en países desarrollados que prefieren productos menos contaminantes y cuyo proceso de producción respete los derechos humanos y laborales, las grandes corporaciones han comenzado a reaccionar.
La organización Business Roundatable, que reúne a unas 200 de las mayores compañías estadounidenses, lanzó en agosto del año pasado una declaración en la que insta a las empresas a dejar atrás la «primacía de los accionistas» y reemplazarla por el llamado «stake holder capitalism», o capitalismo que considera a todos los afectados por el negocio.
El concepto, que básicamente se refiere a un «capitalismo responsable» con el medioambiente, los accionistas, los trabajadores, las comunidades donde opera y los proveedores, ha ganado fuerza en el discurso de las corporaciones.