Las protestas de Hong Kong y el intento de los manifestantes de burlar la vigilancia china han puesto bajo el foco otras alternativas a los servicios tradicionales de mensajería instantánea.
Los manifestantes evitan usar aplicaciones conectadas a internet porque entienden que facilita la intervención de las autoridades de China.
Y no les falta razón, porque WeChat, la herramienta de mensajería más popular del país asiático, está monitoreada por el Estado chino.