La inversión extranjera fue uno de los pilares del «milagro económico» de China, un país que en cuatro décadas sacó de la pobreza a 850 millones de personas.
Tras la muerte de Mao Zedong en 1976 el comunismo más ortodoxo dio paso a un enfoque pragmático para el desarrollo económico y tres años después el país abrió sus puertas a la inversión extranjera.
En las siguientes décadas la entrada de capitales fue creciendo de forma exponencial, a medida que el PIB chino se expandía a un ritmo promedio de más del 9% anual.
Pero ahora esa larga tendencia ha comenzado a revertirse.
Las inversiones extranjeras en China se han desplomado desde el comienzo de este año, especialmente a partir de la invasión rusa a Ucrania.