domingo 26 de marzo de 2023
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A los condenados por la muerte de Báez Sosa les jugó en contra declarar al Tribunal: quisieron explicar y se autoincriminaron

Cinco de los ocho imputados por asesinar a golpes a Báez Sosa pidieron la palabra. Lejos de mejorar su situación, la empeoraron. La jueza contrapuso con pruebas sus declaraciones. Las dos “sorpresas”.

Los hermanos Luciano y Ciro Pertossi, su primo Lucas, Máximo Thomsen y Blas Cinalli son los que que pidieron la palabra y hablaron al Tribunal. Los jueces analizaron sus declaraciones y las contrapusieron con la evidencia. La conclusión dice así: “Las manifestaciones que los imputados realizaron en el juicio no conmueven el plexo cargoso. Más bien suman circunstancias temporoespaciales que lo confirman”. Más simple: sus dichos no mejoraron su posición, sino que los ratifica en la agresión, que resultó en la muerte de Fernando Báez Sosa.

En la sentencia hubo, también, un “trueque” inesperado. Fernando Báez Sosa tenía material genético de Blas Cinalli en el meñique izquierdo, pero los jueces lo descartaron como agresor directo. Luciano Pertossi llegó a juicio como coautor del crimen, pero solo por haber impedido que los amigos de la víctima pudieran defenderlo. El Tribunal lo consideró parte activa en el ataque mortal: hizo de muralla y también pegó a la víctima.

Los que no declararon son Enzo Comelli y Matías Benicelli, ambos condenados a perpetua. Tampoco lo hizo Ayrton Viollaz, que recibió la pena de 15 años de prisión. Quedó acreditado que Comelli fue, junto a Ciro Pertossi, quien dio la trompada que desmayó a Báez Sosa. Había rastros de sangre de la víctima en la camisa, el pantalón y una zapatilla de Benicelli. Ayrton Viollaz fue el que dio la señal de inicio del ataque al grito de “es ahora, vamos, es ahora”.

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