Para muchas personas, el acto de sentarse en una cabina e inhalar los intensos aromas del chocolate amargo quizá sea uno de los experimentos científicos más apetecibles. Sin embargo, no cualquiera puede unirse a esa investigación. Las personas escogidas fueron entrenadas para detectar diferencias sutiles en esencias, con lo que ayudan a los químicos a descubrir qué moléculas de olor son las responsables del aroma distintivo de estas deliciosas golosinas.
En un artículo publicado la semana pasada en Journal of Agricultural and Food Chemistry, los investigadores a cargo de este esfuerzo revelan que el aroma del chocolate amargo lo producen solamente veinticinco moléculas, justo en las concentraciones adecuadas, algunas de las cuales podrías considerar que son bastante desagradables si las hueles por separado.