«Las guerras comerciales son buenas y son fáciles de ganar», dijo el pasado 2 de marzo el presidente estadounidense Donald Trump.
Pero como le contestó este jueves el destacado columnista del diario New York Times, premio Nobel de economía y reconocido opositor del presidente, Paul Krugman, «en realidad las guerras comerciales muy raramente son buenas y no son especialmente fáciles de ganar».
Los primeros cañonazos de esta guerra económica ya se sintieron.
Estados Unidos anunció el jueves restricciones arancelarias a importaciones por valor de US$60.000 millones, centradas en las ventas de aluminio y acero.
El objetivo central era China, pues dejó por fuera de las medidas a otros grandes jugadores de la economía mundial como la Unión Europea y, más cercano a nosotros, a las tres grandes economías latinoamericanas: Brasil, México y Argentina.