Las zalamerías de las citas internacionales suelen generarles espejismos de entusiasmo a quienes gobiernan, entre zozobras, países como la Argentina. Alberto Fernández no es la excepción, habida cuenta del saldo que extrajo de su visita de este miércoles a Joe Biden, inicialmente privada y luego ampliada a las figuras más importantes de los respectivos gabinetes. El encuentro fue todo lo positivo que podía esperar, ¿pero cuánto vale eso en mano?
Valoración de la democracia y los derechos humanos, loas a la cooperación bilateral a 200 años del establecimiento de relaciones, celebración de los «valores compartidos» y de la condena común a la invasión de Rusia a Ucrania, y promesas de trabajo conjunto fueron los puntos centrales de la declaración de ambos mandatarios ante la prensa. ¿China? Prudentemente, brilló por su ausencia. Ese fue, con todo, solo el inicio de un encuentro en el que el argentino dejó expresadas inquietudes más mundanas.
Entre estas sobresalió un pedido –incluso angustioso– camuflado de agradecimiento: que Estados Unidos siga apoyando al país ante el Fondo Monetario Internacional (FMI).
«Compartimos la preocupación ante el cambio climático. Usted sabe que en la Argentina estamos padeciendo la peor sequía desde 1929 y que eso ha complicado mucho nuestra economía. Esa nueva realidad se la estamos planteando a los organismos de crédito, así que espero que sigan acompañando como lo hicieron hasta ahora», señaló el Presidente.