miércoles 22 de marzo de 2023
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Alimentos buenos y malos: por qué categorizar moralmente la comida no es una buena idea

Listamos alimentos a los que nos supeditamos de manera estoica para modificar nuestro cuerpo, y nos sentimos débiles o culpables si consumimos los ‘malos’, pero en una alimentación sana y flexible tiene cabida todo.

Si algo abunda en estas fechas son los listados de alimentos para perder cinco kilos, para mejorar el colesterol, para perder barriga, para borrar los excesos de la navidad o, directamente, morirse de hambre y llamarlo “détox”. Listamos alimentos que sí comer, a los que nos supeditamos de manera estoica para modificar nuestro cuerpo o mejorar nuestra salud. A estas alturas creo que no hace falta que diga que no funcionan, son listados pretenciosos y con poca evidencia científica, pero aún nos cuesta ser conscientes de que la salud no solo es la alimentación. De hecho, la OMS define salud como “el estado completo de bienestar físico y social de una persona”, y no solo la ausencia de enfermedad.

La nutrición es una ciencia relativamente nueva y la formación que se nos ha dado a la mayor parte de dietistas y dietistas-nutricionistas está basada en la pérdida de peso, en restricciones y un modelo pesocentrista. Salimos del módulo o de la carrera con poca nutrición clínica, que está casi exclusivamente destinada a la pérdida de peso, sin patología asociada o muy básica, y pocos recursos para adaptarnos a las necesidades de los pacientes. Yo misma he cambiado mucho desde que me diplomé, no tiene nada que ver cómo empecé trabajando a como trabajo ahora. En mi caso, me di cuenta de lo que ofrecía era arcaico y obsoleto, que únicamente se centraba en perder peso. El paciente tenía un papel pasivo basado en la obediencia a mis instrucciones, sin ser él realmente el protagonista de su salud.

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