China lleva años intentando inclinar el tablero mundial hacia el este y hacer tambalear con su influencia la hegemonía de los EEUU. De hecho, ya supera a los norteamericanos en tecnologías de vanguardia como la inteligencia artificial o la computación cuántica, sus investigadores generan más publicaciones científicas que ningún otro país y controlan un mercado mundial clave: el de las materias primas fundamentales para la transición energética.
Además, su programa espacial ha sorprendido a todos al conseguir plantar un rover en Marte al primer intento. Y están tan avanzados en la fusión nuclear que entre sus planes está conectar una de estas centrales a la red eléctrica en 2035.
Entre sus prioridades, está también la anexión de Taiwán, una isla que consideran propia y que es el principal punto de conflicto con sus rivales estadounidenses. China sabe que su ejército todavía está lejos de plantarle cara al todopoderoso EEUU, pero su presidente, Xi Jinping, ha establecido oficialmente como objetivo tener unas fuerzas armadas modernas capaces de luchar contra cualquiera en 2035.