En nuestros esfuerzos por mantenernos más sanos y por adelgazar, intentamos comer de manera más saludable, mantener una dieta de buenos hábitos y comer lo mejor que sabemos. En ocasiones por muy sano que comamos no conseguimos adelgazar. Y para mayor rabia, cualquiera que haya estado a dieta sabe que, a veces, pasamos mucha hambre. Quizás demasiada. Y es que, según algunas investigaciones, el hambre puede no deberse a la falta de comida, sino a la percepción que tenemos de la comida sana.
Parece una broma pesada del universo pero, aparentemente, nosotros mismos nos podríamos estar poniendo más difícil el adelgazamiento de lo que realmente es. Y todo por culpa de la percepción.
Según algunas investigaciones, el simple hecho de creer que un alimento es sano, o percibirlo como tal, hace que nos sintamos menos llenos al comer dicho alimento. En una investigación llevada a cabo por Suher y su equipo encontraron que la gente que creía que estaba comiendo un alimento sano -aunque no lo fuera – se sentían menos llenos que las personas que comían el mismo alimento sin creer que era saludable.