Los indicadores sociales publicados por el Indec la semana pasada pusieron en evidencia una situación: en la Argentina la pobreza dejó de ser una condición que arrasa solo a las personas desempleadas. Hoy signa la vida de muchos trabajadores y trabajadoras que no alcanzar a cubrir con sus ingresos laborales la canasta básica, aun si se desempeñan en un puesto formal.
Datos construidos por el economista Leopoldo Tornarolli, del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad Nacional de La Plata, permiten ver que desde 2017 el empleo redujo su capacidad de “proteger” a las personas de caer bajo la línea de pobreza. El último número de la serie arroja que casi un tercio de los ocupados argentinos (31,5%) eran pobres en el primer semestre de 2021.