Ir cada mañana al trabajo en bici es bueno para la salud, para la ciudad (menos atascos), para el medio ambiente (menos emisiones y contaminación) y hasta para el Estado (que ahorra gasto sanitario). Por eso, aunque lo más habitual es subvencionar el transporte público o incluso dar ayudas estatales al combustible para coches, varios países europeos tienen en marcha iniciativas para pagar a los trabajadores que se desplazan en bicicleta: en Países Bajos han subido este año la subvención estatal por kilómetro en velocípedo de 19 a 21 céntimos (la cantidad final puede superar los 1.000 euros al año), mientras en Francia la suma puede llegar hasta los 800 euros anuales. En España, la Estrategia Estatal de la Bicicleta propone modificar la normativa fiscal para que las compañías puedan considerar moverse en bicicleta como renta del trabajo —algo que sí se puede hacer con los coches de empresa—, pero los ministerios de Hacienda y Transportes señalan que por ahora no hay ninguna reforma para impulsarlo.
El Gobierno de Países Bajos subvenciona con 21 céntimos de euro cada kilómetro recorrido en bici entre el hogar y el trabajo, aunque también se aplica a transporte público y coche. Se trata de una compensación por el coste de la gasolina y del transporte público que estaba congelada en 19 céntimos desde 2006 y que acaba de incrementarse este año; en 2024 aumentará a 23 céntimos. Esta cantidad la paga el Estado a través de las nóminas de las empresas y está libre de impuestos. Si alguna compañía decide pagar más de 21 céntimos, debe tributar por ello.
¿En qué se traduce? Ana Castán es una española de 40 años que vive desde hace ocho en Ámsterdam. “Tú tienes que meter en la app de la empresa cuántos kilómetros haces por semana. No tienes que aportar ningún justificante, se fían de tu palabra. Y la empresa te paga la cantidad a final de mes junto con tu nómina, aunque es un dinero que aporta el Estado”, señala. “Mi marido, también español, se hace unos 14 kilómetros al día en bicicleta, es decir, unos 3.500 kilómetros al año. Así que son más de 700 euros al año”. Con 20 kilómetros diarios serían unos 1.050 euros anuales. En el caso de los autónomos, funciona como una deducción fiscal: “Me dedico a hacer tours en bici por la ciudad y en mi caso me lo deduzco de la declaración de la renta: en 2020 fueron unos 1.500 euros”, sigue Castán. En su opinión, este pago no es lo fundamental para convencer a la gente a pedalear, pero ayuda. “También influye que hay mucha infraestructura ciclista para moverse de forma segura, y que el transporte público es muy caro”.