Luego dos años, 10 meses, y 22 días como primera ministra, Theresa May oficializó su renuncia este viernes. La había anunciado dos semanas atrás, después de la debacle del Partido Conservador en las elecciones parlamentarias europeas, la prueba definitiva de que había perdido el poco apoyo político que le quedaba.
«Es y siempre será un motivo de gran pesar para mi no haber podido concretar el Brexit. Le tocará a mi sucesor buscar un camino que honre el resultado del referéndum de 2016», dijo en su discurso de despedida, que terminó con un llanto que nadie esperaba.
La renuncia activa el proceso para elegir un reemplazante, que se conocerá el 22 de julio. May continuará en el cargo hasta que sea confirmado el próximo primer ministro, pero cumpliendo funciones protocolares. No tomará ninguna decisión política sustantiva.