Muy lejos de las imágenes que suelen mostrar las películas, libros y series, los ciberdelitos pueden ser cometidos por personas con pocos conocimientos informáticos y con mínimos recursos. Un programador inglés decidió demostrarlo montando una estafa a gran escala en menos de una hora desde el momento en que compró una computadora y se conectó a Internet. En este desafío conoció un costado que no esperaba: hackers que ofrecen sus servicios por hora con referencias comprobables y vacaciones, bases de datos robadas por menos de diez dólares y software malicioso con soporte técnico.
Quien tuvo esta idea fue Tony Anscombe, quien trabaja hace más de dos décadas en ciberseguridad y que hoy es «Global Security Evangelist» de la compañía de soluciones antivirus y seguridad de Internet ESET, quien visitó Buenos Aires para dar una conferencia en el marco del Congreso Iberoamericano de Seguridad de la Información.