A inicios de diciembre de 2012, días antes de realizar su último viaje a Cuba para someterse a la cuarta operación contra el cáncer que le aquejaba, el presidente venezolano Hugo Chávez firmó un decreto transfiriendo el control del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) a la vicepresidencia ejecutiva, ocupada entonces por Nicolás Maduro, a quien días más tarde designaría como su heredero político.
Siete años después, el Sebin se ha convertido en una pieza central de la mayor crisis de gobernabilidad que ha enfrentado Maduro desde que, tras la muerte de Chávez, asumió la presidencia del país.
De todas las estructuras de seguridad del Estado venezolano, el Sebin es el órgano que hasta ahora parece haber estado más implicado en el intento de levantamiento contra Maduro impulsado el pasado martes 30 de abril por el líder de la oposición, Juan Guaidó.
No se trata de un órgano policial cualquiera.