El ser humano ha bebido brebajes fermentados desde el principio de los tiempos, pero a pesar de esa larga relación con el alcohol, seguimos sin saber qué es lo que la molécula le hace exactamente a nuestro cerebro para crear una sensación de intoxicación. Además, aunque los daños que provoca el consumo desmedido de alcohol a la salud son bastante evidentes, los investigadores han batallado para identificar cuáles son los impactos negativos de cantidades reducidas. En septiembre pasado, la prestigiosa revista médica británica The Lancet publicó un estudio que se considera el análisis más completo a nivel mundial de los riesgos del consumo de alcohol. Su conclusión, que los medios replicaron extensamente, parecía inequívoca: “La cantidad de alcohol que se puede beber sin riesgo es cero”.
La búsqueda de las investigaciones más recientes acerca de cómo mejorar tu bienestar es una característica constante y frustrante de la vida moderna. Un estudio científico se convierte en un boletín de prensa que se convierte en una alerta noticiosa, perdiendo contexto en cada etapa. Con frecuencia, se trata de un flujo continuo de encabezados que parecen contradecirse entre sí, lo cual facilita justificar el hecho de ignorarlos. “Hay mucha información acerca del chocolate, el café y el alcohol”, dijo Nicholas Steneck, exconsultor de la Oficina de Integridad de la Investigación para el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos. “Básicamente crees lo que quieres creer a menos que las personas comiencen a caer muertas a tu alrededor”.