Roger García Ordaz no oculta sus múltiples intentos de fuga.
En 11 oportunidades ha intentado salir de Cuba navegando en botes de madera, espuma de poliestireno y resina, y tiene un tatuaje por cada intento fallido, entre ellos tres percances en sus embarcaciones, y ocho ocasiones en que la Guardia Costera de Estados Unidos lo ha recogido en el mar y retornado a su patria.
Cientos de botes destartalados caseros han partido este año desde las costas de Baracoa, un pueblo de pescadores al oeste de La Habana donde vive García, de 34 años. Son tantos, que los lugareños llaman a la localidad “Terminal Tres”.
“Claro que me voy a seguir tirando la vida entera hasta que llegue”, dijo. “O si quiere quitarme la vida el mar que se me quite”.
Durante mucho tiempo, las condiciones de vida en Cuba bajo el régimen comunista han sido precarias, pero en la actualidad, la pobreza y la desesperanza que van empeorando han desencadenando el mayor éxodo en la isla caribeña desde que Fidel Castro llegó al poder hace más de medio siglo.