Cuando el gobierno de Donald Trump anunció esta semana que había designado a Cuba como un Estado patrocinador del terrorismo, la reacción en La Habana fue inmediata y enérgica.
El gobierno cubano acusó a Washington de hipocresía y calificó la designación como un acto de “oportunismo político” por parte del presidente Trump para obstruir las relaciones entre Cuba y el gobierno entrante del presidente electo Joe Biden.
Sin embargo, más allá de la indignación, los cubanos están listos para seguir adelante, un sentimiento recalcado por su presidente, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien tuiteó el martes 12 de enero que la decisión de Estados Unidos formaba parte de “los últimos coletazos de una fracasada y corrupta administración”.