jueves 21 de septiembre de 2023
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Daft Punk: Una educación

A riesgo de caer en la melancolía y dar sentencias del tipo “todo tiempo pasado fue mejor”, prefiero no someter un texto a esa pelea interna y admitir que creo que efectivamente todo tiempo pasado fue mejor.

Semanas atrás el ex presidente Carlos Saúl Menem se murió. Era algo que eventualmente iba a pasar, pero lo que desencadenó fue un llanto colectivo en las redes con historias de vida que, con unos cambios de dígitos, serían totalmente asimilables al hoy. Nadie niega que los 90s fueron un momento de cambio brutal, y esos cambios fueron dados post hiperinflación. Pero mucha gente de mi edad o más grande, parece no querer admitir que no tiene porque pedir disculpas o dar explicaciones de todo lo que transitó para bien en esos años, que ahora ven malditos como si fueran todos hijos no reconocidos de Fogwill. Lo íntimo muchas veces le gana, atado a fuerzas colectivas que resisten y se enlazan, a la época. Y así es como sobrevivimos. Cada cual es libre de escribir su historia como mejor le parezca. Desde ya tiene que tener una para contar.

En los 90s, el escapismo hoy tan bombardeado desde las redes sociales (que sin duda son una medida mucho más clara, ética y sana de lo real) no se hacía encerrados se hacía en la calle. Salir en los 90s era también salir porque si a ver que estaba pasando, las cosas eran baratas y cuando no eran baratas muchas veces eran gratis y las mujeres no pagábamos por absolutamente nada. Si las cosas en casa estaban mal, se salía. Si estaban bien, se salía. El resultado era siempre el mismo. Fue esa la década en la cual la música electrónica comenzó a tomar dimensiones de diferentes tipos, entornos, lugares y maneras. En eso estaba metido el dólar, hecho maldito como deseado, que favorecía que todo llegara en un tiempo más inmediato que el burocático hoy. Eso permitió el desembarco de DJs, festivales, raves, pero también una mejora notable en la producción local, debido a un acceso facilitado para adquirir desde bandejas a vinilos, a lo que había que sumarle que la noche ardía. Todo era potencialmente un lugar para ir a bailar. En los 90s se podía ir a esuchar a un DJ local a Morocco y terminar en una rave organizada por D+D en Parque Sarmiento. En un contexto así, con una aprendizaje ya hecho, con una educación en torno a “la música electrónica” desembarca Daft Punk en el año 1997.

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