En un momento en que las empresas estadounidenses vuelven a calcular los riesgos de depender de las plantas chinas para fabricar sus productos, algunas están transfiriendo sus pedidos a un país mucho más cercano: México.
La tendencia de “deslocalización cercana”, o nearshoring, ha llamado la atención nada menos que de Walmart, el imperio minorista mundial con sede en Arkansas.
A principios del año pasado, cuando Walmart necesitaba un millón de dólares en uniformes de la empresa, más de 50.000 en un pedido. En lugar de recurrir a sus proveedores habituales en China, Walmart se los compraría a Preslow, un negocio familiar de indumentaria en México.