Perú está parcialmente paralizado por las protestas contra la presidenta Dina Boluarte.
Tanto que incluso la ciudadela inca de Machu Picchu, su monumento más emblemático y principal reclamo turístico, ha cerrado hasta nueva orden.
El conflicto político continúa en Perú y sus efectos ya se dejan sentir en la economía.
Casi dos meses después de que Pedro Castillo fuera detenido y destituido por su intento de disolver inconstitucionalmente el Congreso y diera inicio la ola de protestas que mantiene en vilo al país, organismos oficiales, expertos y representantes de los sectores productivos advierten de los daños que el pulso entre Dina Boluarte y los manifestantes que exigen su renuncia y elecciones inmediatas están causando.
Han sido semanas de bloqueos de carreteras, paros, daños en propiedades públicas y privadas, y hasta cierre de aeropuertos por los enfrentamientos entre Policía y manifestantes.