sábado 30 de septiembre de 2023
Cursos de periodismo

Demografía post pandemia: empleo precario para la mayoría y escape a los suburbios para una minoría

La fiebre amarilla dejó una nueva distribución de la población en la ciudad de Buenos Aires: los ricos abandonaron sus casonas en el sur infectado y se refugiaron en la zona norte, configurando un reparto que se mantiene hasta hoy. La epidemia de poliomielitis se prolongó en árboles pintados de cal y en la costumbre de llevar bolsitas de alcanfor en los bolsillos con la misma fe en el antídoto con que hoy cargamos botellas de alcohol en gel. El atentado a la AMIA instaló de manera definitiva pilotes de hormigón en las veredas de las instituciones judías y el aumento de la inseguridad urbana de los 90, la propagación de barrios cerrados en los suburbios. Si bien la reciente llegada de la vacuna al país ilusiona con un progresivo retorno a la normalidad previa, los grandes eventos dejan cicatrices en la organización de las ciudades —nuevas geografías, hábitos, sensibilidades— y es de esperar que la crisis del coronavirus, de rasgos medievales por su origen y virulencia, deje a su paso las suyas.

El homeoffice, una práctica con la que hasta marzo solo estaban familiarizados algunos sectores de punta y empresas de gran tamaño, se volvió la regla desde que el presidente Alberto Fernández instauró la cuarentena obligatoria el 20 de marzo pasado y le dio un impulso definitivo a la digitalización de la vida cotidiana. Con más o menos soltura, empleadores públicos y privados adoptaron el formato de trabajo remoto, que se instaló como un elemento ya difícil de retrotraer a sus niveles previos y que estará en las próximas mesas de negociación laborales.

eldiarioar.com  (www.eldiarioar.com)