lunes 5 de junio de 2023
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Descolonizar el museo: el arte de devolver lo robado

Por dos veces, el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, pronunció una de esas frases que señalan la trayectoria de un cargo público, unas palabras que quizá acaben siendo más recordadas que las medidas que adopte. Sucedió el 8 de noviembre de 2022 en la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados. Allí, Iceta formuló una pregunta —“¿cómo se descoloniza un museo?”— y la repitió, pero no aportó ninguna respuesta. El ministro sí negó que sea un tema que esté sobre la mesa de su equipo o que exista un grupo de trabajo para descolonizar las galerías, una posibilidad que había alborotado a la derecha política y mediática. En su intervención, Iceta leyó a Bartolomé de las Casas para afirmar después que no sabe si lo que este escribió acerca de los efectos devastadores de la conquista de América sobre las poblaciones originarias es exactamente lo que pasó. Y también resumió lo que pretende su ministerio al respecto, con toque sarcástico incluido: “Que en nuestros museos se presente una versión plural, diversa, pero con un esfuerzo de objetividad de lo que pasó en el encuentro entre dos mundos. De lo que no estamos a tiempo es de decirle a Colón que se dé la vuelta”. Una hoja de ruta en la que no parecen figurar la atención a la verdad histórica en los museos, la revisión de las narrativas que ofrecen sus colecciones o la restitución a los países de origen de las obras de arte expoliadas.

La directora del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), Elvira Dyangani Ose, es partidaria de la descolonización porque entiende que los museos tuvieron en su fundación la misión de ser vehículos del aparato colonial. “El censo, los mapas y los museos se crearon para limitar el territorio y la cultura, tanto material como simbólica, del otro”, recuerda. Contestando a la pregunta lanzada por Iceta, Dyangani cree que lo primero que hay que hacer es “resignificar el museo” para que se vea que hay “un ejercicio de mutualidad y corresponsabilidad” que incluya la interpretación de un pasado “desde el que se puede reflexionar e incidir sobre cómo la gestión de unas ciertas verdades marcadas por los hechos del pasado determina la relación que tenemos en el presente con las comunidades del llamado otro y sus objetos, su legado cultural”. Después habría que reconsiderar la capacidad del museo de intervenir en la historia, ya que la institución, opina, ha de prestar atención a “cómo le da espacio a las comunidades perseguidas por el resultado de esa asunción de verdad que se dicta desde el periodo colonial”. Y finalmente iría la repatriación de obra, un ejercicio “muy complejo” que parte del hecho de que “esas obras estén en museos de Madrid o de Londres no se debe al resultado de una conversación justa, una relación de igual a igual”, precisa Dyangani, quien en 2021 se convirtió en la primera mujer en la dirección del MACBA.

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