El desastroso terremoto del 6 de febrero en Turquía y Siria ha recordado a los periodistas de todo el mundo que las “catástrofes naturales” no son del todo naturales, y que a menudo empeoran a causa de los errores humanos, la negligencia o la corrupción.
Así, un buen punto de partida para los periodistas que cubren estos temas es deshacerse de la idea de que los daños de una catástrofe natural como los terremotos de Turquía se deben simplemente a “actos de la naturaleza”.
Por ejemplo, mientras que en Turquía se arrestó a docenas de contratistas vinculados a edificios derrumbados, muchas de esas estructuras nunca se reforzaron debido a las imprudentes leyes de amnistía impulsadas por políticos y otros funcionarios que no han dado explicaciones.