Cuando los niños y niñas de los 20 países latinoamericanos juegan, hablan como los dibujos animados. Y hablar como los dibujos animados significa hacer sonoras todas las ‘s’, decir siempre ‘auto’ en vez de ‘carro’, ‘nevera’ en vez de ‘heladera’, ‘falda’ en vez de ‘pollera’ o ‘cabello’ en vez de ‘pelo’, hablar de tú, usar ‘güey’ y exclamar ‘¡Rayos y relámpagos!’. O, lo que es lo mismo, hablar como nunca lo harían en sus respectivos países.
Y la razón es puramente económica.Que Río Rita, la primera película doblada al español en 1929, suene al español de Latinoamérica, también tiene una razón.
Fue la película con la que la industria del cine estadounidense —que quería expandir sus películas más allá de Hollywood— empezó a dar pie al ‘español neutro’ o ‘español latino’, un invento totalmente intencional con el que se pretendía unificar el idioma y representar a todos los países de habla hispana en una sola variante.
El Instituto Cervantes estima, en su último informe de 2022, que el español es la segunda lengua materna del mundo por número de hablantes, que hay 21 países de habla hispana y que tiene cerca de 500 millones de hablantes nativos. Así que reducirlo a un solo léxico es, en realidad, imposible.