Ha pasado menos de un mes desde que Elon Musk compró Twitter por 44,000 millones de dólares. Ya ha creado un caos con una purga de empleados que amenaza con destruir el sitio. Ahora, ha devuelto al expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la plataforma de la cual fue suspendido tras fomentar la insurrección del 6 de enero de 2021 y violar los términos del servicio de Twitter de incontables maneras.
Dado el papel central que desempeñó Twitter en la campaña electoral de 2016 de Trump y en su presidencia, es natural temer que esta decisión sea peligrosa para el país. Pero, ¡no entremos en pánico! puede que Trump haya inyectado una marca especial de virulencia en Twitter durante su primera arremetida, pero tanto los lectores promedio como los medios de comunicación han —esperemos— desarrollado los anticuerpos necesarios para protegernos de un daño mayor.
Para empezar, Trump tiene la obligación contractual de publicar primero cualquier misiva en su red de nicho Truth Social; luego de varias horas, puede replicarlas en otros sitios. El sábado, Trump declaró que no tenía planes de volver a Twitter. Pero aunque lo hiciera, un vistazo a su feed de Truth Social ilustra el atractivo limitado que podría tener allí.