Inevitablemente la condena judicial a Cristina Kirchner afectará el funcionamiento y la impronta de gestión de gobierno que Alberto Fernández se dispone imprimir hasta el final de su mandato por una simple cuestión: tanto los actores internos como externos a la Casa Rosada que responden a la vicepresidenta condicionarán los movimientos del Presidente.
Desde el momento en que se emitió el veredicto del Tribunal Federal Oral N°2 que la condenó a seis años de prisión por la causa de Vialidad, la vicepresidenta se encargó de dejar mensajes encriptados hacia el Frente de Todos y en particular al Presidente que no harán más que complicar la gestión de Alberto Fernández en lo que hace no sólo a la espinosa definición de candidaturas.
También el eje de polémica que sembró Cristina Kirchner alcanza a la eventual constitución de una «mesa chica» de seguimiento de gestión, la aprobación de proyectos en el Congreso y hasta el control de la calle con los movimientos sociales afines al kirchnerismo duro.