No es el mundial que Alberto Fernández haya soñado: para todo presidente argentino, la situación ideal es estar en el partido final, saludarse con los jugadores en la ceremonia de premiación y luego participar en el saludo en el balcón de la Casa Rosada.
No pudo ser: la invitación a Doha fue rechazada por en consideración del momento de crisis económica, y para evitar que la población viera esa presencia como un privilegio de la «casta política». Pero tampoco se producirá la foto en la Casa Rosada, al menos si se tiene en cuenta la información que ha circulado hasta el momento -de hecho, han sido desmontados los vallados de protección en la Plaza de Mayo-.
Por decisión de los propios jugadores, se hará un acto de celebración en el obelisco, pero se buscará que el festejo tenga la menor dosis de política posible. Esto hará que la conquista de la copa FIFA del mundial de Qatar sea, posiblemente, una de las que menos rédito político les dejó a los gobernantes de turno.