Pese a sus perniciosos efectos en la salud, tanto a corto como a largo plazo, el alcohol sigue siendo una de las sustancias más consumidas a lo largo y ancho del planeta. ¿Por qué? Como hemos visto en alguna ocasión, por su función social: la cerveza, el vino o los cocktails son lubricantes sociales, un pegamento que permite entablar relaciones, desarrollar amistades e introducirse en nuevos círculos. Sin embargo, un nuevo movimiento/tendencia cotiza al alza en los países anglosajones: los «sober curious», los sobrios que hacen gala de su condición.