El presidente estadounidense, Donald Trump, por fin ha conseguido su muro: no el que sigue exigiendo en la frontera al sur del país, sino una barrera mucho más compleja que tiene como objetivo bloquear a la campeona de las telecomunicaciones nacionales de China, Huawei, para que no pueda operar en Estados Unidos, y privarla de la tecnología estadounidense mientras construye sus redes por todo el mundo.
Después de una oleada de nuevos decretos gubernamentales, Huawei, el segundo fabricante más grande de teléfonos celulares en el mundo tras superar a Apple en 2018, pronto no tendrá ningún acceso a la tecnología hecha en Estados Unidos. Para finales del verano, los nuevos teléfonos Huawei no contarán con las aplicaciones de Google. Además, las empresas estadounidenses de chips para computadora están eliminando el suministro del que depende Huawei para crear las redes inalámbricas de quinta generación o 5G.
Sin embargo, el enfrentamiento va mucho más allá de un mero perjuicio en contra de un gigante de las telecomunicaciones de China. Trump y sus asesores quieren obligar a otras naciones a que tomen una durísima decisión: ¿en qué lado del nuevo muro de Berlín quieren vivir?