Luego de la derrota electoral que sufrió este domingo ante el candidato por el Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio Lula da Silva, el actual presidente Jair Bolsonaro dejará el poder el próximo 1 de enero, pero su electorado seguirá presente en la escenario nacional del gigante sudamericano. Luego captar la escena pública y de cuatro años de mandato, su movimiento logró imponer en la agenda debates que no se cerrarán y le permitirán ejercer una férrea oposición a la espera de los próximos comicios, donde podrá volver a competir porque no está muerto quien pelea.
A pesar de que este domingo Bolsonaro se convirtió en el primer presidente en no conseguir la reelección desde la recuperación de la democracia, su performance le brinda un panorama alentador para ser un acérrimo opositor al PT y preparar un posible camino de regreso a Brasilia. Entre la primera vuelta de 2018 y la de este año, el mandatario consiguió casi dos millones de votos más. Es decir, con una pandemia de covid-19 que provocó casi 700 mil muertes, una crisis económica y constantes presiones contra las otras instituciones estatales con las que jugó al borde de la democracia, el exmilitar no perdió un solo voto. La diferencia de este ballotage fue de menos de dos puntos. El electorado que todavía confía en él es muy grande.
Este lunes, apenas horas después de las elecciones, sus bases ya dieron una primera muestra de fuerza de la mano de algunos sindicatos de camiones y transporte que realizaron casi 70 cortes de ruta en 11 estados diferentes contra la victoria del PT. No todo su electorado es de su núcleo duro, pero durante estos cuatro años Bolsonaro tuvo la habilidad de convertir a la antigua oposición al PT de centroderecha en extrema derecha. De la mano de su discurso duro, su administración y sus constantes tironeos con la democracia, se devoró a las fuerzas más centradas que también rechazan al partido rojo. Las primeras cuatro presidencias petistas siempre enfrentaron al liberal Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) en los ballotages. Hoy, este histórico partido está sumido en la intrascendencia en la pelea por el gobierno federal y no logró pasar a la segunda vuelta por la gobernación de San Pablo, su histórico bastión. Su lugar fue ocupado por el bolsonarista Tarcísio Freitas, que en enero asumirá al frente del estado más importante del país.