lunes 5 de junio de 2023
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El capitalismo es una conspiración

Qué esperan los seguidores de QAnon? En las largas cadenas de comentarios bajo los posts de Facebook, Parler y GreatAwakening.win que proclaman el inminente regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, muchos de ellos tienen en mente el asesinato: «Hillary Clinton será ejecutada en Guantánamo», proclama uno. «Espero que la horca esté ya instalada», dice otro. En las filas de los condenados figuran desde políticos hasta personalidades de la televisión: Nancy Pelosi, Ralph Nader, Barack Obama, Michelle Obama, Alexandria Ocasio-Cortez, Oprah Winfrey, Will Ferrell e incluso la difunta reina Elizabeth II.

Pero no todos predican fuego y azufre. Otros dirigen sus mentes hacia las políticas que darán forma al valiente nuevo mundo, algunos promoviendo una visión que no suena nada mal: asistencia sanitaria gratuita, la energía como un bien público, la liberación de patentes médicas que salvan vidas, la expulsión de los intereses adinerados de la política y más (una plataforma legislativa de la que la propia AOC podría estar orgullosa).

Varias de estas ideas se recogen en la Ley de Seguridad y Recuperación Económica Nacional (NESARA), un ambicioso proyecto de ley de gasto general. El Congreso ni siquiera se planteó su aprobación cuando fue presentada por Harvey Francis Barnard, un oscuro consultor de ingeniería, en la década de 1990. Sin embargo, la propuesta pronto cobró vida propia en Internet, convirtiéndose en la supuesta panacea que es hoy. Muchas de sus cláusulas más difundidas tienen una orientación notablemente progresista: incluyen el aumento de las prestaciones para la tercera edad, el cese de las costosas acciones militares estadounidenses en el extranjero, la expansión de infraestructuras de energías alternativas y la cancelación de todas las deudas de tarjetas de crédito, hipotecas y bancos.

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