El alemán es una de las lenguas más fascinantes del continente europeo, en especial si excluimos todas aquellas provenientes de ramas no indoeuropeas. Su gramática permite la formación de largas y abigarradas palabras, todas ellas compuestas por una primaria y otra determinante. Así, la lengua germana ha legado al mundo conceptos tan proverbiales como zeitgeist o blitzkrieg, capaces de resumir en un suspiro ideas mucho más complejas.
Idioma maleable donde los haya, se presta a multitud de creaciones e innovaciones, siendo un patio de recreo para pensadores y científicos de toda clase. Así, si Einstein ideó gedankenexperiment, el psicólogo decimonónico Gustav Theodor Fechner tuvo a bien bautizar aquello que nuestros ojos observaban cuando permanecían cerrados, un color hoy catalogado en HTML como #16161d: Eigengrau.