Con las crisis derivadas de la invasión de Ucrania, los racionamientos que marcaron a Europa a raíz de las guerras de la primera mitad del siglo XX ya no parecen tan lejanos. En plena II Guerra Mundial, también Estados Unidos tuvo que apretarse el cinturón, y encaró un reto que casi provoca una verdadera crisis social: la prohibición del pan de molde. Las familias, lideradas por las amas de casa, no estaban dispuestas a pasar por el aro.
Conocido popularmente como sliced bread, el término se refiere a lo que nosotros llamamos, simplemente, pan de molde o, por asociación a la marca más extendida, pan Bimbo. En España siempre hemos sido más de pan de barra para acompañar las comidas, practicar el bien llamado desayuno español o para bocadillos, pero la cultura anglosajona, particularmente los estadounidenses, adoran el pan de molde.
Por eso nos generan conflicto ejemplos como el último concurso de Madrid Fusión, donde los tipos y cortes de pan responden más a nuestro concepto de sándwich, no de bocata. Sí lo admitimos más abierto, como tostada más para tomar con mantequilla, mermelada, miel, Nocilla/Nutella o queso crema. Tradicionalmente ha sido el pan de las tostadas de desayuno, una clara influencia precisamente anglosajona que hoy abarca otros ingredientes y panes diferentes.