Conformado en 1984 con el fin de investigar los casos de los desaparecidos durante la dictadura, en los primeros años el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) eran apenas cinco estudiantes universitarios comandados por el antropólogo forense norteamericano Clyde Snow. 35 años más tarde son 70 profesionales a los que los antecede la fama mundial.
En 1984 el antropólogo estadounidense Snow, oriundo de Texas, llegó al país junto a otros seis miembros de la Asociación Americana por el Avance de la Ciencia, convocados por la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y la CONADEP. Tras la dictadura se necesitaban certezas científicas que permitieran identificar los cuerpos que había desaparecido la maquinaria militar.
Snow, especialista en leer huesos y que no hablaba una palabra de español, acudió a profesionales de las ciencias, pero también a un grupo de estudiantes universitarios a los que en exhumaciones, fosas comunes y cementerios, comenzó a instruirlos en el arte de desandar la historia de un cadáver, en los restos de una persona. Entre esos jóvenes estaba el actual director del equipo, Luis Fondebrider.