Durante décadas, las empresas de tecnología anunciaron un enfoque centrado en hacer que los empleados estuvieran contentos. Eso comenzó a cambiar.
Silicon Valley como lo conocemos —con sus culturas corporativas radicalmente transparentes, empleados empoderados, jerarquías horizontales y prestaciones excepcionales, como cabinas para tomar siestas y comida gratis— está desapareciendo con rapidez. Y es poco probable que vuelva.
Durante casi dos décadas, las empresas tecnológicas proclamaron que su estrategia se centraba en hacer felices a los trabajadores con prestaciones que se proponían integrar a la perfección el trabajo y la vida. Hicieron de los programas de bienestar y las vacaciones ilimitadas (iniciativas que daban prioridad a la persona en su totalidad) prestaciones estándar para los empleados. Esto, junto con los altos salarios y los paquetes de compensación en acciones, era una vía no solo para ganar, sino para dominar la guerra por el talento. El rápido crecimiento y el éxito de las empresas de Silicon Valley, impulsado en parte por sus singulares prácticas de personal, reimaginaron la cultura del lugar de trabajo para una generación.