domingo 26 de marzo de 2023
Cursos de periodismo

El Messi que multiplicó a Messi

A las tres de la mañana de un miércoles en el que sólo se huele fútbol, hay un físico que perdió el sueño pero no la física. Viajando entre la alegría y la angustia, envía mensajes de whatsapp a sus amistades más pacientes y asegura que Newton nació demasiado temprano y que incluso Einstein, un pibe al lado de Newton, nació demasiado temprano. Demasiado temprano no para alterar la colección de paradigmas que destartalaron, pero sí para Messi. Y Messi -dice el físico que flota en júbilos por el capitán argentino pero se ahoga en angustias por Newton y por Einstein- acaba de desbaratar a Newton y a Einstein. Lo comprenden hasta quienes adeudan algún viejo examen de física: Messi desacomoda los pastos de Qatar rompiendo la lógica del tiempo y del espacio. El tiempo: Messi, con 35 cumpleaños, juega al fútbol mejor que todos los Messi anteriores, o sea que es el mejor del mundo superando al mejor del mundo que era, también, él. El espacio: Messi le agregó Messi a Messi cuando ya la exuberancia de su talento y de sus logros señalaba que no cabía en Messi nada pero nada más. Le sobra razón al físico insomne: Messi vence al tiempo, al espacio y a los rivales. Y no hay secretos porque el Mundial es el espectáculo principal de un planeta que torna en espectáculo a casi todo: de este Messi que destrona a las grandes teorías de la física y del fútbol es testigo la humanidad.

En lugar de despabilar a las amistades que laten alegres y desangustiadas porque la vida resulta brava pero el fútbol concede pasaportes al respiro, el físico debería enviarle mensajes, por ejemplo, a Jorge Valdano. Es que desde Qatar, mientras clava la vista en cada movimiento celeste y blanco, este hombre que convirtió un gol en la final del Mundial campeón de 1986 alumbra el túnel que lleva al Messi de estas horas: «Messi le agrego paciencia a Messi. Un día me dijo Xavi que no dejaba que Messi estuviera más de dos minutos sin tocar la pelota porque se desconectaba del partido. Ahora, él está al acecho de un resquicio para llenarlo con un destello glorioso. Sus caminatas no son más que un largo amague: cuando el rival lo olvida, aparece Leo y anda payá». Tiempo y espacio, espacio y tiempo, dimensionaría el amigo físico si le prestara atención a Valdano: Messi brilla como siempre y como nunca porque suda este Mundial con una conexión intensa y consecutiva y con una presencia totalizadora.

revistaanfibia.com  (www.revistaanfibia.com)